domingo, 5 de diciembre de 2010

Cómo cansa...


Cómo cansa,

cómo cansa mirar el infinito

contemplando el misterio de la vida.


Traigo letargo bajo mis pies

terribles silencios de acomodo

esclava de mis afectos

de mi sangre y su regazo.


Cómo cansa tanto empeño

de la muerte por buscarme

¿Es que acaso no sería más simple

tomar mi mano y robarme?.


Cómo cansa ver el cielo

y con una estrella compararte

tanta distancia no da remedio

a este sueño que al amanecer

vuelva a contemplarte.


Cómo cansa la rutina

los zapatos, el traje.

El gastar las horas de mis días

en intereses detestables.


Cómo cansa dar reparos,

hacer ver que no soy inquebrantable,

que si bien respiro cada día,

me equivoco, me enfurezco,

lloro y río, como todo ser pensante.


Cómo cansa ver la soledad

arraigada en mi ropaje

y comprender sin argumentos

que para dar largo respiro

solo así he de quedarme.


Cómo cansa cerrar los ojos

y en la noche no poder dormir,

con la mente divagando

en todo lo que yo quiero vivir.


Cómo cansa,

cómo cansa mantenerme siempre en pie,

no pido comprensión,

no pido alago, solo permítanme

este pequeño arranque de confesión.