miércoles, 11 de noviembre de 2009

Para verte renacer.


Miro tus ojos tras el cristal de la copa,
la belleza que emana tu mirada es aún mayor
al reconocerme mirándote tras este vino.
Celebrando la felicidad de estar vivos.

Hoy, como cada vez que te miro, tengo ganas de ti,
de sentirte mortalmente divino en mis brazos,
y mientras oigo tu voz y el tono de tus manos
al resonar la guitarra, te imagino.

Y el aire pronto se me corta en un suspiro,
avergonzada miro al suelo,
temo que ellos hayan podido ver lo que en mi mente divagaba.

Vuelvo a la copa, al sabor dulce de tu vino,
y me sumerjo en un gran sorbo.

Te veo reir esta bella noche,
te veo cantar, bailar, sentir,
y yo en silencio solo te observo,
temo que mi sola presencia en éste, tu mundo,
pueda alterar tanta maravilla.

Y como sobrecogido por mi cautela
juegas a poner al límite mi agonía,
te acercas trayendo las luces sobre ti,
y sin palabra alguna extiendes tu mano,
quizas una canción, quizas muchas,
quizás un abrazo, quizás tu vida,
quizás el primer destello de tus ojos al despertar.

No hay reniegos, me aferro a tu mano,
y dejo a la vida volar.

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