miércoles, 14 de abril de 2010

Por mi querida Cassandra




Muchas veces, antes que decidiera dar un paseo a los confines de la muerte, vi a Cassandra como un espejismo en el fondo de caudalosas aguas. Aún sin reconocerla bien la sabía feliz, saltando por los mundos que sus palabras han llegado a crear, contemplativa ante las cosas bellas, con una luminosa sonrisa que a su entorno parecía renacer. No pensé jamás lo que en mí ella podía esconder.

Con Cassandra crecimos a la par, llendo a las mismas escuelas, jugando los mismos juegos, usando los mismos vestidos. Mas han debido transcurrir millones de horas entre su escondite y mi renacer, como si toda la vida hubiera estado mirando mi propio espejo.

Ya ha sido mucho tiempo de silencios y Cassandra tiene muchas razones para hablar, y no he de amarrarla más con inseguros pensamientos, que si puedo, que si debo, que es mejor solo olvidar. -Ve pequeña, libre de ataduras, vuela lo más alto y enseñales cuán infinita es la magia de tus manos, que más bellos que tus ojos viendo el amanecer no encontrarán- y ya mas quieta y con el plano del tesoro bien armado solo me queda una frase para ti - Gracias Cassandra por recordarme lo hermoso de ser siempre yo-.




Ojitos de nube bajando lentamente,
mientras el sueño vence tu cara,
y tu cuerpo cae en el descanso,
como una hoja en el reciente otoño.
Puedo ver que se enciende tu luz.

Sé que la realidad también se suele llamar mala,
por eso te busco en ausencia de piel y carne,
cuando solo de ti está la escencia,
y los miedos, y los peligros de la calle
siguen no teniendo importancia.

¿Qué me dirías si te cuento que hay más estrellas y galaxias?
no basta tener alas para llegar muy lejos,
solo basta con quererlo, solo basta con quererlo.
me lo dijo una vez bien bajito un pequeño cangrejo.

Entonces debes recordar muy bien,
que cuando la soledad baile contigo una vieja tonada,
cuando los pasos no te lleven más que a tu oscura casa,
solo con cerrar los ojos podrás verme,
podrás sentir que junto a ti suelo pasear,
y despertando vendrá la agonía de lo que de mí dejaste escapar.

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