miércoles, 7 de julio de 2010

Le hablo así


Le hablo así
muy muy bajito
para no despertarle.

Le escribo así
en verso libre
para a su corazón llegarle.

Le llamo así
solo con el pensamiento
para que en su rutina
no pueda molestarle.

Le entrego los bellos colores
se los pinto cuando amanece
para cuando sus ojos
arranquen del sueño
desayunen una bella mañana.

Le canto el pasar de las horas,
enviándole el cobijo del recuerdo
y le deseo solo cosas buenas.

Lo sé, no soy egoísta,
no le persigo jamás
ni intento atarle con una cadena.

Yo solo le mando voces,
versos, pensamientos,
colores, cantos, cobijo
y deseos buenos.
Pues aquí yo no tengo
qué hacer con ellos.


*

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